Dolor colándose como el duro frío en las peores mañanas de invierno penetrando por tus huesos hasta lo más profundo de tu ser,
Dolor que te aprisiona, estremeciéndote como si de una una punzada desgarrándote las entrañas se tratase.
Dolor que termina por nublar cualquier atisbo de cordura paralizando todos tus sentidos, dilatando tus pupilas.
Dolor que casi sin darte cuenta acaba entumeciéndote en lo más profundo de tu ser arrebatándote hasta el alma.
La felicidad como estado de ánimo
Cuantas veces nos hemos preguntado ya no por el valor o precio de la felicidad sino por ese ansiado secreto por el que todos seríamos capaces hasta de vender y en más de una ocasión, nuestra propia alma al diablo.
Nos pasamos la vida intentando buscar el modo, la excusa o el motivo que pueda justificar nuestra felicidad, sin llegar a darnos cuenta de que los días que se van ya nunca volverán, sin saber valorar todos esos pequeños detalles, por no hablar de nuestros seres queridos, esos a los que tantas veces nos cuesta dedicar un poco de nuestro valioso tiempo cuando ellos otrora nos lo dieron todo por ayudarnos a ser lo que hoy somos. Pues vivimos obsesionados por nuestras rutinas cuando lo correcto es llegar puntual, aspirando a ser el mejor o el más competitivo ya sea en nuestro grupo de amigos, en el trabajo o de nuestra promoción.
Cuan equivocados estamos al pensar que la felicidad es aquello que puedas encontrar al final del camino sin darnos cuenta de que puede estar justo ahí, a tu lado, en aquello que vas construyendo día a día, en todos esos pequeños momentos, recuerdos o detalles, en pequeños gestos o actitudes de nuestros seres más queridos, una cena con amigos o ese reencuentro tan esperado con tu añorada infancia que nunca termina por llegar.
Porque de pronto y casí sin darnos opción la vida se nos puede revelar dándonos una sacudida en forma de sorpresa inesperada arrebatándonos aquello que sin haberte dado cuenta era lo que más querías, lo más valioso, pero a la par aquello a lo que tan poco valor le dabas y tanto descuidabas.
Ese es el momento de detener la máquina y decidir pensar que la felicidad tal vez sea una forma de vida e incluso porque no, un estado emocional como consecuencia de todo aquello que te rodea en tu día a día llenándote como persona, todos esos pequeños detalles, momentos, situaciones o personas que siempre se mantuvieron a tu lado.
- Por todos esos debí haberlo intentado que te prometiste nunca decir.
- Por todos esas decisiones que te juraste no dudar en tomar.
- Por todos esos te quiero que te obligaste a decir.
- Por todos esos abrazos y caricias que te obligaste a no reprimir.
- Por todas y cada una de esas escapadas a destiempo para disfrutar solo unos instantes de ti.
- Por todo eso y mucho más, disfruta y se feliz.
gracias @irenejotade por este vídeo tan interesante que me hizo reflexionar sobre la felicidad.
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=KLPZh4GC6Gs&w=560&h=315]

Imágenes: Pixabay
Lobby porcino
Vaya por delante mi total respeto y admiración a la increíble labor periodística de Jordi Évole en Salvados aunque en este caso crea que se equivocan ofreciendo una realidad sesgada y puede que incluso quizá algo alejada del día a día en el sector porcino de este país.
No puedo evitar sentir indignación al vislumbrar las consecuencias que este tipo de informaciones acaban provocando en un sector como es el del porcino ya que si lo que puede que inocentemente se buscase era realizar una crítica al sector cárnico e incluso puede que a multinacionales integradoras lo único que va a conseguirse es poner una losa aún mayor a un sector tan denostado por muchos en este país como es el ganadero y por ende también el agrícola.
Bajo ningún concepto tengo intención de justificar a determinados propietarios ni tampoco las condiciones en las que se encontraban los animales de la granja en cuestión, que no se interprete tampoco que pretendo dar la cara por este tipo de empresas denominadas integradoras, pues en mayor o menor medida su incursión en el mercado español fue la causante de que muchas pequeñas explotaciones se tuviesen que plantear cerrar las puertas.
Que duda cabe que habría muchas cosas que cambiar en un sector que puede que no evolucione al ritmo en que lo hacen las nuevas tecnologías 2.0 o crecen las grandes ciudades europeas, sin duda puede que se haga necesario mejorar ciertos procesos como la castración o el descole, no lo niego pero…
- ¿Acaso vamos a poner en duda la profesionalidad de todos nuestros veterinarios?
- ¿Acaso vamos a poner en duda el esfuerzo y sacrificio de todos esos ganaderos que velan por una parte tan imprescindible en la cadena de alimentación como es la cría y engorde de animales de consumo? Esa enorme labor que solo unos pocos están dispuestos a hacer.
- ¿Acaso ustedes, queridos magnates de la industria de televisión van a eliminar el jamón de su dieta? ¿Acaso ya no es el plato estrella de sus recepciones y cenas de gala entre amigos?
- ¿Acaso no somos todos juez y parte de esta sociedad vertiginosa y consumista que nos lleva en algunos casos a determinados modos de maltrato en las diferentes formas de vida animal?
A ver si va a resultar que el problema está mucho más enraizado de lo que a priori pueda parecer y no es solo culpa del sector porcino.
Pero es que acaso la manzana podrida corrompe al resto si se sabe apartar del cesto a tiempo, acaso es justo demonizar a las otras 89.999 explotaciones ganaderas existentes en nuestro país, a no ser, que estemos completamente seguros y dando por supuesto de que las prácticas en todas ellas son de idénticas características a las ya por todos vistas en “una única” explotación dentro de las 1000 existentes en la región de Murcia.
Me gustaría poder afirmar que no existen jornadas maratonianas por ejemplo en el sector de la televisión, las nuevas tecnologías, el transporte o la construcción, por citar algunos de ellos al azar, el caso es que tristemente todos sabemos que no es así y que la supuesta crisis en este país no ha hecho sino empeorar tristemente las ya precarias condiciones laborales de muchas personas en este país, ya sean inmigrantes o no.
Si hoy soy lo que soy no es sino gracias a la lucha y esfuerzo constante en el día a día durante más de 25 años de una pequeña explotación ganadera en el sector del porcino, quizá yo si sepa un poquito de primera mano de lo que hablo, y lamento decir que para nada me siento identificado y estoy seguro que como yo, otros muchos tampoco lo harán.


Sueños rotos, ilusiones robadas
Todo cambió cuando la leve brisa de la fría mañana atravesó el enorme ventanal, pillando por sorpresa a ambos aún cegados por el sol con los primeros despuntes del alba, sacudiendo fuertemente los cristales hasta resquebrajarlos, haciéndolos saltar, convirtiéndolos en añicos, virutas tan peligrosas como el frágil devenir de todos aquellos sueños que un día juntos planearon construir.
Al fin y después de todo no había supuesto sino el final de su prisión, pues parecía que por fin conseguían salir de aquella su burbuja de cristal que les mantenía aislados del mundo exterior, pero a que precio se preguntaba Lisa mientras ambos fueron sumiéndose en el olvido de aquella oscura habitación, empapada de llanto y tristeza, soledad y vació.
No tanto vacío como con el que se dio de frente él al aparecer y tras abrir la puerta de la habitación encontrarse las hojas de la ventana golpeando contra la pared, como el que sintieron sus ojos al encontrarse aquellos sueños estrellados contra el suelo entre cristales y agua dulce, tan dulce como todas esas ilusiones ya esfumadas.
No pudo evitar que sus lágrimas brotaran inundando de sal sus labios y mejillas al encontrarse aquellos dos seres indefensos y diminutos intentando aferrarse con más fuerza que nunca a la vida, mientras trataban de capturar desesperada y aún delicadamente los últimos resquicios de oxígeno entre la incertidumbre y desasosiego provocados por el agua chocando contra los cristales esparcidos como añicos por el viejo suelo.
Notó como aquellas, sus vidas se escapaban ante si pero ya nada pudo hacer por Lisa & Fran. Trato de sostenerlos delicadamente pero no pudo ser ya sino un mero espectador de última fila mientras veía como entre sus dedos aquellas miradas tristes se marchitaban, llevándose consigo lo mejor de sus vidas,lo mejor de sus deseos y todos aquellos sueños aún por cumplir, observo como sus todavía delicadas branquias dejaban de palpitar mientras sus diminutos corazones, ya jamás volverían a latir.
Irguió la cabeza de nuevo, hasta llegar a vislumbrar aun cegado por el sol lo que quedaba de la diminuta pecera esparcida y simplemente no pudo evitar llorar.

Imágenes: Pixabay
Lacteos
Durante años la gran olvidada, durante años vapuleada y a pasos agigantados despoblada, rozando la población de 8 personas por km cuadrado que la catalogaría como zona desértica. Moncayo, esa comarca perteneciente a una provincia llamada Soria que aún hoy en pleno siglo XXI infinidad de personas que se autodenominan cultas siguen sin saber ubicar en el mapa, dedicada casi en su totalidad a la agricultura y ganadería. Esa provincia por la industria en general olvidada, por no mencionar el lamentable estado de la Autovía del Duero, esa que cualquiera diría que avanza pero no, parece haberse quedado en un inminente letargo…
Es en esa provincia donde se pretende instalar una de las factorías de la industria de la leche más importantes del mundo, como todo existen inconvenientes y que duda cabe que aparecerán inquietudes e incluso fantasmas pero nadie podrá negar que esto supone un respiro a la comarca y provincia en general, ya no solo por los puestos de trabajo directos que se pretenden generar sino por el fuerte impulso que en la economía esto puede generar.
Porque debíamos preocuparnos en mi opinión ahora nosotros por el posible impacto en las explotaciones de provincias limítrofes y la industria láctea de un país cuya administración no hace sino condenarnos al olvido.
Incierta sociedad
Con la todavía presente controversia suscitada por la primera sentencia del juicio a la manada, polémica para muchos, injusta para otros y completamente fuera de lugar para la gran mayoría. En tiempos dominados por la era digital y las redes sociales, absorbidos plenamente por la tecnología y las relaciones virtuales donde la infancia juega a ser adulta antes de tiempo, comportamientos totalmente antinatura que parecen no importar demasiado a una sociedad cambiante más preocupada por la ambición y el deseo se subir en la escala profesional que por traer al mundo a buenas personas y no hijos que, movidos por la misma avaricia que otrora vieron en sus padres abandonen a estos a la primera de cambio, una sociedad promovida por la envidia y la falsedad que avanza a ritmo vertiginoso y peligroso, materialista y nada consecuente con el trato humano.
Lejos de intentar ni muchos menos juzgar donde habita la razón pues para ello serían necesarios ya no solo sentido común cierta dosis de raciocinio y humanidad sino también algunos conocimientos jurídicos, esos de los que adolece gran parte de la población me pregunto si el problema no ira mucho más allá de una posible sentencia quizá en manos de jueces equivocados.
Me pregunto si no deberíamos enfocar la solución al problema en la educación de las generaciones venideras como base de los cimientos de una sociedad hipócrita y engreída, falta de valores morales lastrada de un tiempo a esta parte por posturas radicales y peligrosamente extremas igual en contra que a favor en temas tan delicados como el maltrato animal o la violencia de género.
Sociedad esta donde todos y cada uno de nosotros nos creemos juez y parte sintiéndonos con pleno derecho de juzgar los actos de nuestros semejantes. Acaso no nos damos cuenta cuando señalamos con el dedo a un presunto maltratador que finalmente no acaba sino siendo una víctima más de una falsa denuncia fruto de una mente perversa o es que acaso tampoco nos hemos dado cuenta de que hemos podido destrozar la vida de algún grupo de chavales creyendo la falsa versión de una adolescencia que solo pretende, en muchas ocasiones, ocultar de puertas para dentro sus locuras y desenfrenos intentando seguir solo el ritmo que impone esta vorágine de sociedad en la que nos vemos inmersos día tras día. Acaso no nos damos cuenta a veces, del flaco favor que en determinadas ocasiones nos hacemos a nosotros mismos con movimientos activistas a favor de algunos actos sobre los que no conocemos más información que nuestras propias ideas preconcebidas.

Imágenes: Pixabay
Destellos en la sombra
Año 1940, plena post – guerra, donde solo había sitio para la pobreza la opresión y el duro trabajo, ideas encorsetadas y comida racionada, años difíciles son los que te vieron nacer, obligado por las circunstancias del momento a cambiar tardes de infancia por duras jornadas de trabajo alejado de los tuyos.
Emigrante por necesidad dejando atrás tu pueblo capaz de trabajar durante meses semana tras semana sin un solo día de descanso obligado años después y una vez más por las circunstancias del momento a regresar a tu pueblo natal para poder ganarte el pan y seguir sacando adelante a tu familia.
Trabajador de mente y cuerpo incansable capaz no solo de llevar la alegría por bandera sino de conseguir ver lo positivo de las pequeñas cosas en los más duros momentos sacándonos una sonrisa a todos y cada uno de los que tenemos la suerte de ver la vida pasar a tu lado.
Por ser mi referente a seguir, en muchos momentos mis manos mis ojos y mi voz, por ser capaz de guiarme en los peores momentos, por estar siempre ahí tendiéndome la mano mientras me veías madurar sabiendo mantenerte en tu lugar, por todo eso y mucho más. Simplemente gracias.

Orígenes
No consientas que nadie te haga olvidar esas carreras interminables en bicicleta, con la fuente vieja como meta para el más valiente y temerario, esas piernas repletas de mercromina durante prácticamente todo el año, todas y cada una de esas luchas con el único afán de ser el último en caer al pilón de nuestra fuente ahora buena parte del año vacía.
Todas esas interminables tardes de futbol y patadas en las improvisadas porterías que acababan en momentos de baño en nuestro río, esas idílicas puestas de sol desde cualquier rincón, así como sus despertares al alba a cargo de los gallos del lugar.
No desaproveches la oportunidad de volver a contemplar sus limpias y bonitas noches estrelladas en paz y armonía contigo mismo, o el encanto de nuestras entrañables fiestas en honor a San Pedro y la hospitalidad de sus gentes.
No consientas que nadie te haga olvidar esas noches veraniegas con charlas interminables en esas, nuestras escaleras como lugar de reunión, todas y cada una de las caminatas haciendo autostop hasta conseguir que alguien pudiese acercarte hasta las fiestas de alguno de los pueblos vecinos.
El placer del disfrute de sus paisajes durante las diferentes épocas del año en función de los cultivos del momento.
No consientas que nadie te haga olvidar esos momentos de infancia juventud y adolescencia.
No te permitas caer en el error de olvidar tus orígenes pues al fin y al cabo en mayor o menor medida ellos son los causantes de aquello que eres hoy.

Un sueño
Allí donde los impredecibles inviernos nunca parecen terminar apareciendo con su manto de cencellada para sorprender en los meses más primaverales.
Allí donde por costumbre las jornadas de trabajo arrancan al amanecer y nunca finalizan antes de la puesta de sol.
Allí donde aquellas pocas tardes en las que el campo da una tregua estas se pasan entre risas charlas y confidencias en compañía de cualquiera de los caldos del lugar, y porque no, también alguna que otra fresca siempre al cobijo de una buena fogata.
Allí donde sin duda, la hospitalidad en lugar de un pan viene de la mano de la partida de nacimiento
Allí donde los sueños huelen a mezcla de fresca tierra mojada gasolina y leña quemada, donde las ilusiones, demasiadas veces van de la mano de un billete solo de ida a las grandes ciudades en busca de un futuro mejor.
Allí donde nuestros seres queridos, antaño se dejaron el alma por mantener vivas esas cepas ahora ya centenarias
Allí, a escasos metros del calor de hogar durante el que tantas y tantas tardes yo he mamado al abrigo de una chimenea de esa eterna sabiduría de mis abuelos paternos. Justo allí, en lo más profundo de la meseta castellana y fruto de la ilusión y pasión por lo tradicional nace una idea, un reto, ya no un proyecto sino algo más que un sueño…
El momento de la Ribera soriana
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