Ausencia

Aún con el frío metido en el cuerpo por la angustia del momento. Todavía hoy no consigue creer que hayan pasado tantos días desde la tarde otoñal de aquel ya tan lejano octubre mientras su extenuado cuerpo se debatía entre el corazón y la razón.

Aquellos sentimientos encontrados donde la cabeza le mostraba claramente la necesidad de dejarla marchar. Pues sabía fehacientemente que es lo que ella hubiese deseado marcada por las circunstancias del momento.

Mientras el corazón seguía tratando de aferrarse a la más mínima de las esperanzas llegada con los tímidos rayos de luz de cada lento amanecer. Dejando imborrables marcas en su ya maltrecho corazón como gotas de rocío al despuntar el alba recorriendo los fríos ventanales de aquellos interminables e impolutos pasillos.

Tras el inevitable desenlace, y aun con todo un torrente de emociones invadiendo su interior. A día de hoy no termina de hacerse a la idea de que ya no está.

Aferrándose a la memoria del recuerdo tratando de mantener viva su presencia. Sin dejar de alimentar la llama. Poniendo el mayor de los empeños en cultivar viejas emociones vividas y renacer antiguas ilusiones perdidas. Haciendo lo imposible por apartar de su lado tantas otras caricias de alquiler sobrevenidas en el tiempo invadido por el desconcierto de su fría ausencia.

A sabiendas de que ya no está, y aún con las amargas cicatrices de la pérdida aflorando por la cercanía del momento hace lo posible por mantenerse en pie mostrando la mejor de sus sonrisas plantando cara a las adversidades futuras. Intentando evitar por todos los medios zozobrar en todo un mar de dudas y desconcierto.

Mientras navega a la deriva entre dos mundos, pasado y presente. Con la acuciante necesidad de terminar de cerrar antiguas heridas y pasar esa página del libro que le permita avanzar, caminar hacia adelante pensando en ese incierto mañana que inevitablemente aún está por llegar.

Por más esfuerzos que haga no puede evitar verse inmerso en todo un alocado impulso de la mano del caos y la incertidumbre. Llegando incluso a creer traspasar en demasiados momentos la frágil línea que separa la cordura de la locura.

Aunque en lo más hondo de su ser él sepa que de un modo u otro y sin poderlo evitarlo, y por más que pasen los años, su presencia en forma de ausencia perdurará para siempre en el como la mejor compañera del más agridulce de los viajes.

Imágenes: Pixabay

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