Eramos

Cuando solo tu eras capaz de hacerme sentir protegido en tu regazo. Aun a pesar de todas las inclemencias de la vida.

Cuando conseguías hacerme ver que detrás de todos y cada uno de mis caprichos, por pequeños e insignificantes que pudiesen parecer, siempre se escondía el mayor de tus sacrificios.

Cuando fuiste capaz de entender que por increíble que pudiese parecer, los tiempos cambiaban y nosotros debíamos hacerlo con ellos, tu incluida, sabiendo sobrellevar la nunca fácil carga que supone el trato con un adolescente sin perder la siempre necesaria postura de autoridad pero a la par tratando de ganarse la de la mejor de las amigas.

Cuando hacías gala de ese oportunismo tan tuyo capaz de convertir cada uno de mus miedos en simples y valientes «tu puedes» impregnados de ese sabor optimista siempre tan característico cuando de ti se trataba.

Cuando eras capaz de hacerme entender que solo yo era quien podía luchar por conseguir mis sueños, y que si peleaba con todas mis fuerzas, tarde o temprano, se obtenía la recompensa.

Cuando me hacías ver que solo como fruto de mi esfuerzo llegaría la meta.

Cuando eras capaz de tenderme la mano guiándome a la hora de esquivar los baches sin importar lo tortuoso del camino.

Cuando la felicidad se convertía en algo tan simple y liviano como ver la vida pasar a tu lado. Porque sentimientos, nostalgia y pasado son términos difíciles de conjugar en el mismo contexto.

Porque cuan complicado se nos hace recordar cuando de vidas mejores y tiempos pasados se trata.

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