Guerrero

Momentos cargados de recuerdos, situaciones que solo evocan nostalgia e inmensos vacíos imposibles de llenar, capaces de poner los sentimientos de cualquiera a flor de piel. Es entonces cuando apareces tú, luchando contra viento y marea siendo capaz de contagiar esa desgarradora fuerza haciendo sentir protegido cual niño acurrucado al cobijo de un abrazo en la peor de las penumbras a todo aquel que esté a tu alrededor.
Porque a tu lado, mis miedos se llenan de esperanza y mis tristezas se tornan en alegría siempre de la mano de esa eterna sonrisa tuya, imborrable aun en las situaciones más difíciles, en los momentos más duros.

Por tu fortaleza digna de admiración.
Por cada uno de esos amargos momentos camuflados entre bromas y risas.
Por todas y cada una de esas veces que te caíste y no has dudado en volver a levantarte por muy nublado que se vislumbrase el horizonte.
Gracias, por hacernos el día a día mucho más fácil con tu actitud y tu forma de ver la vida.

Miedo … al olvido

Esa extraña sensación a menudo venida de la mano de la incertidumbre.
Ese desconcierto ante un posible peligro que sobrevuela tratando de colarse por la ventana de nuestros sueños en la oscuridad de una noche de tormenta.

• Miedo a buscarte y no encontrarte.
• Miedo a perderme en tu mirada aún a sabiendas que ya no volveré a verte.
• Miedo a no poder abrazarte.
• Miedo a no poder hablarte y jamás volver a escucharte.
• Miedo… a comenzar de cero y sin ti, sin tus dulces besos y sabios consejos.
• En definitiva, miedo a
perderte en el olvido de los años pasados en los cajones repletos de fotos antiguas y momentos vividos.

Dichoso miedo, esa sensación a veces tan temida, por todos tan odiada

hojasolvidadas

Imágenes: Pixabay

Dolor

Dolor colándose como el duro frío en las peores mañanas de invierno penetrando por tus huesos hasta lo más profundo de tu ser,
Dolor que te aprisiona, estremeciéndote como si de una una punzada desgarrándote las entrañas se tratase.
Dolor que termina por nublar cualquier atisbo de cordura paralizando todos tus sentidos, dilatando tus pupilas.
Dolor que casi sin darte cuenta acaba entumeciéndote en lo más profundo de tu ser arrebatándote hasta el alma.

La felicidad como estado de ánimo

Cuantas veces nos hemos preguntado ya no por el valor o precio de la felicidad sino por ese ansiado secreto por el que todos seríamos capaces hasta de vender y en más de una ocasión, nuestra propia alma al diablo.

Nos pasamos la vida intentando buscar el modo, la excusa o el motivo que pueda justificar nuestra felicidad, sin llegar a darnos cuenta de que los días que se van ya nunca volverán, sin saber valorar todos esos pequeños detalles, por no hablar de nuestros seres queridos, esos a los que tantas veces nos cuesta dedicar un poco de nuestro valioso tiempo cuando ellos otrora nos lo dieron todo por ayudarnos a ser lo que hoy somos. Pues vivimos obsesionados por nuestras rutinas cuando lo correcto es llegar puntual, aspirando a ser el mejor o el más competitivo ya sea en nuestro grupo de amigos, en el trabajo o de nuestra promoción.

Cuan equivocados estamos al pensar que la felicidad es aquello que puedas encontrar al final del camino sin darnos cuenta de que puede estar justo ahí, a tu lado, en aquello que vas construyendo día a día, en todos esos pequeños momentos, recuerdos o detalles, en pequeños gestos o actitudes de nuestros seres más queridos, una cena con amigos o ese reencuentro tan esperado con tu añorada infancia que nunca termina por llegar.

Porque de pronto y casí sin darnos opción la vida se nos puede revelar dándonos una sacudida en forma de sorpresa inesperada arrebatándonos aquello que sin haberte dado cuenta era lo que más querías, lo más valioso, pero a la par aquello a lo que tan poco valor le dabas y tanto descuidabas.

Ese es el momento de detener la máquina y decidir pensar que la felicidad tal vez sea una forma de vida e incluso porque no, un estado emocional como consecuencia de todo aquello que te rodea en tu día a día llenándote como persona, todos esos pequeños detalles, momentos, situaciones o personas que siempre se mantuvieron a tu lado.

  • Por todos esos debí haberlo intentado que te prometiste nunca decir.
  • Por todos esas decisiones que te juraste no dudar en tomar.
  • Por todos esos te quiero que te obligaste a decir.
  • Por todos esos abrazos y caricias que te obligaste a no reprimir.
  • Por todas y cada una de esas escapadas a destiempo para disfrutar solo unos instantes de ti.
  • Por todo eso y mucho más, disfruta y se feliz.

gracias @irenejotade por este vídeo tan interesante que me hizo reflexionar sobre la felicidad.

 

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=KLPZh4GC6Gs&w=560&h=315]

camino

Imágenes: Pixabay

Sueños rotos, ilusiones robadas

Todo cambió cuando la leve brisa de la fría mañana atravesó el enorme ventanal, pillando por sorpresa a ambos aún cegados por el sol con los primeros despuntes del alba, sacudiendo fuertemente los cristales hasta resquebrajarlos, haciéndolos saltar, convirtiéndolos en añicos, virutas tan peligrosas como el frágil devenir de todos aquellos sueños que un día juntos planearon construir.

Al fin y después de todo no había supuesto sino el final de su prisión, pues parecía que por fin conseguían salir de aquella su burbuja de cristal que les mantenía aislados del mundo exterior, pero a que precio se preguntaba Lisa mientras ambos fueron sumiéndose en el olvido de aquella oscura habitación, empapada de llanto y tristeza, soledad y vació.

No tanto vacío como con el que se dio de frente él al aparecer y tras abrir la puerta de la habitación encontrarse las hojas de la ventana golpeando contra la pared, como el que sintieron sus ojos al encontrarse aquellos sueños estrellados contra el suelo entre cristales y agua dulce, tan dulce como todas esas ilusiones ya esfumadas.

No pudo evitar que sus lágrimas brotaran inundando de sal sus labios y mejillas al encontrarse aquellos dos seres indefensos y diminutos intentando aferrarse con más fuerza que nunca a la vida, mientras trataban de capturar desesperada y aún delicadamente los últimos resquicios de oxígeno entre la incertidumbre y desasosiego provocados por el agua chocando contra los cristales esparcidos como añicos por el viejo suelo.

Notó como aquellas, sus vidas se escapaban ante si pero ya nada pudo hacer por Lisa & Fran. Trato de sostenerlos delicadamente pero no pudo ser ya sino un mero espectador de última fila mientras veía como entre sus dedos aquellas miradas tristes se marchitaban, llevándose consigo lo mejor de sus vidas,lo mejor de sus deseos y todos aquellos sueños aún por cumplir, observo como sus todavía delicadas branquias dejaban de palpitar mientras sus diminutos corazones, ya jamás volverían a latir.

Irguió la cabeza de nuevo, hasta llegar a vislumbrar aun cegado por el sol lo que quedaba de la diminuta pecera esparcida y simplemente no pudo evitar llorar.

Imágenes: Pixabay

Destellos en la sombra

Año 1940, plena post – guerra, donde solo había sitio para la pobreza la opresión y el duro trabajo, ideas encorsetadas y comida racionada, años difíciles son los que te vieron nacer, obligado por las circunstancias del momento a cambiar tardes de infancia por duras jornadas de trabajo alejado de los tuyos.

Emigrante por necesidad dejando atrás tu pueblo capaz de trabajar durante meses semana tras semana sin un solo día de descanso obligado años después y una vez más por las circunstancias del momento a regresar a tu pueblo natal para poder ganarte el pan y seguir sacando adelante a tu familia.

Trabajador de mente y cuerpo incansable capaz no solo de llevar la alegría por bandera sino de conseguir ver lo positivo de las pequeñas cosas en los más duros momentos sacándonos una sonrisa a todos y cada uno de los que tenemos la suerte de ver la vida pasar a tu lado.

Por ser mi referente a seguir, en muchos momentos mis manos mis ojos y mi voz, por ser capaz de guiarme en los peores momentos, por estar siempre ahí tendiéndome la mano mientras me veías madurar sabiendo mantenerte en tu lugar, por todo eso y mucho más. Simplemente gracias.

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